Hoy me desperté y sentí que algo me ceñía la cintura.
Un poco extraña, me levanté de todas formas y cumplí con los rituales cotidianos. Al vestirme volví a tener la impresión de que algo raro había en mí. Una suave presión en la panza, en las caderas... Algo pasaba, pero bueno, a esas horas no estamos para indagar en grandes cuestiones filosóficas.
Salí casi corriendo, como siempre, pero sabiendo que igual llegaría veinte minutos tarde, como siempre.
Pero al querer doblar la esquina por Corrientes, algo me lo impidió.
Y ahí lo comprendí. Volví rápido a mi departamento, y busqué un libro que acabo de terminar, para releer un párrafo que me había quedado dando vueltas en la cabeza: "...y yo estaba tendido aquí arriba lejos de ella, pero de mí hasta ella corría un lazo, se extendía una corriente..."
Y entonces supe que de ahora en adelante tendría que tener más cuidado. No puedo ver el final del lazo, pero lo sospecho. Y no es cuestión de morirse una de un tirón.
martes, 15 de mayo de 2007
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1 comentario:
Nadie muere de un tiron, se muere de a poco, se sufre bastante, se mira desde lejos y en el instante mismo que la muerte llega, te das cuenta que hace mucho te venia avisando.
Me parece que la muerte no es lo que buscamos, lo que buscamos es La Vida ...
Saludos, te leo !!!
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