La encontré en el banco de una plaza mientras volvía de trabajar.
Lloraba como una condenada a muerte.
Me explicó mientras se sonaba la nariz que sabía que se estaban alejando y sabía que debía resignarse a dejarlo ir. "Cuesta tanto soltarle la mano a quien queremos...", me dijo. "Sentimos que dejamos de hacer pie en la parte profunda de la vida. Es como largarnos al mar acalambrados. Es como lanzarnos al vacío en caída libre".
"Sí", murmuré. Y pensé, mientras me alejaba cobardemente: "Es una muerte segura. Una pequeña muerte segura".
sábado, 18 de noviembre de 2006
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
4 comentarios:
A veces no nos damos cuenta pero durante el dia , asombrados y tambien distantes observamos estas pequeñas muertes anunciadas.
Abrazo, estoy contento de encontrar tu blog.
Pequeña muerte que es como una poda.
Las mejores flores no florecen en primavera.
Wallyzz: bienvenido. Es un gusto tenerte. Favor: la próxima vez que seas testigo de una de mis pequeñas muertes, llamá rápido al Viejo Hospital de los Muñecos. Tal vez tenga suerte y mi Hada Protectora esté de turno.
Un beso.
Maga (mi capullito): se puede una deshojar antes de florecer?
Dónde metí ese bendito libro de jardinería....
Publicar un comentario