Has visto, verdaderamente has visto la nieve, los astros, los pasos afelpados de la brisa... Has tocado, de verdad has tocado el plato, el pan, la cara de esa mujer que tanto amás... Has vivido como un golpe en la frente, el instante, el jadeo, la caída, la fuga... Has sabido con cada poro de la piel, sabido que tus ojos, tus manos, tu sexo, tu blando corazón, había que tirarlos había que llorarlos había que inventarlos otra vez.

viernes, 3 de noviembre de 2006

En estos últimos tiempos no he hecho más que confirmarme a mí misma que soy altamente frágil ante el dolor, al dolor del cuerpo y al dolor del alma. Dolor, dolor, dolor, simplemente no lo soporto. Me paralizo, tiemblo, me dan unas ganas terribles de llorar a gritos cuando lo veo venir.
Así que ya saben, si alguna vez quieren debilitarme y, eventualmente, destruirme, no tienen más que amenazarme con una gillette, o simplemente, abandonarme.

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